viernes, 20 de mayo de 2011

Almogávares

Abajo tienes tres vídeos que narran la historia de los almogávares.


Cristalera existente en el museo del MOE
Facebook de Moises Chico - COE 42
Fuente del texto: Wikipedia
Los almogávares fueron unas tropas de choque de la Corona de Aragón formadas por infantería ligera, activos en el Mediterráneo entre los siglos XIII y XIV. Son equivalentes a los entonces llamados peones en Castilla. Sobre el origen del nombre existen diversas teorías: su origen en el árabe المغاور al-mugāwir («el que realiza una expedición») o en المخابر al-mujābir («el portador de noticias»), y finalmente una tercera teoría sostiene que viene del adjetivo gabar, que se traduce como «orgulloso» o «altivo».

Estas tropas estaban integradas principalmente por oficiales aragoneses y catalanes, y una tropa que en su origen estuvo formada por campesinos y pastores oriundos de los valles pirenaicos, y en la época de su mayor actividad procedían de toda la Corona de Aragón, incluidos valencianos, mallorquines, sicilianos, sardos, calabreses, occitanos e incluso griegos y turcos, así como gallegos y asturianos que se unieron a las tropas del rey de Aragón durante la expedición por el imperio bizantino,[1] [2] teniendo como lenguas de habla y comunicación exclusivamente el aragonés y el catalán, pues jamás lo hicieron en castellano.[3]

Los almogávares se habían arruinado por las continuas incursiones contra las tropas árabes y actuaron como mercenarios al servicio del rey de Aragón. Se caracterizaban por ser tropas de choque de infantería que combatían a pie, con armas y bagajes ligeros, generalmente con un par de lanzas cortas (azconas),[4] un cuchillo largo (llamado coltell) y a veces un pequeño escudo redondo como única defensa. Llevaban la barba crecida y vestían pobremente, únicamente un camisón corto (tanto en verano como en invierno), llevaban un grueso cinturón de cuero y calzaban abarcas de cuero. Además siempre llevaban consigo una buena piedra de fuego, con la que antes de entrar en batalla solían golpear sus armas, por lo que estas echaban unas enormes chispas, que unidas a sus terribles gritos, aterrorizaban a sus enemigos. De gran valor y fiereza, entraban en combate al grito de «Desperta Ferro! Matem, matem»,[5] «San Jorge!» o «Aragón!».[6]






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