lunes, 13 de junio de 2011

El orgullo de llevar la boina verde



Alrededor de 200 veteranos del Cuerpo de Operaciones Especiales de Castrillo del Val se reunieron ayer en la base militar para recordar andanzas.

Luis López AraicoGadea G.Ubierna / Burgos

«Hacemos fácil lo difícil». Esta es, para José Cuquejo, la característica que identifica a los ‘Boinas Verdes’, aunque hayan pasado varias décadas desde que se pusieron la boina en un acto de servicio por última vez. Cuquejo fue uno de los casi 200 veteranos de este cuerpo que tuvieron ocasión de calarse de nuevo la boina en la reunión celebrada ayer en la base militar de Castrillo del Val para recordar sus andanzas mientras hacían la mili en el Cuerpo de Operaciones Especiales (COE) de Burgos, desaparecido en 1996.



Un futuro guerrillero celebrando su cumpleaños entre amigos.

Guerrilleros de Valladolid charlando con Carlos de la asoc- VBV de CyL
«Vivo en Suiza y tenía muy difícil poder venir, pero mi familia me regaló el viaje», explicó ayer José Cuquejo, un gallego que hizo la mili en el COE de Burgos en 1982. «Yo tengo claro que lo mejor de aquella época fueron los compañeros, el ambiente que había aquí», afirmó este veterano mientras a su alrededor no dejaban de repetirse los abrazos y las palmadas en la espalda entre viejos compañeros de fatigas.
El reencuentro de Burgos, al que asistieron veteranos de otros Cuerpos de Operaciones Especiales desaparecidos como el de Oviedo o el de Alicante, se organizó para celebrar el cincuenta aniversario de la creación del primer cuerpo de este tipo, conocido por ser muy duro. «Veníamos del pueblo y salíamos sabiendo hacer de todo: esquiar, escalar, rapelar, rescate... Estábamos entrenando 24 horas», explicaba ayer el presidente de la Asociación de Guerrilleros Veteranos del Norte y promotor del encuentro, José Francisco Vielba. «Aparte de la boina, lo que nos caracterizaba era la dureza del entrenamiento. La función de las COE’s era la defensa operativa del territorio, por lo que teníamos que conocerlo con la palma de la mano», señaló.

Por este motivo, muchos de estos veteranos afirmaron ayer que podrían moverse con los ojos cerrados por los alrededores de la base y, de hecho, recordaron que las prácticas de rápel las hacían en los yacimientos de Atapuerca. Muy cerca de allí está el campo de tiro, uno de los escenarios de su formación militar que visitaron junto con la compañía y otras dependencias de la base. Uno de los momentos más emotivos del día llegó con la proyección del cortometraje de 18 minutos dirigido por el veterano Carlos Corada y protagonizado por otros tantos compañeros de quinta, COE, espíritu guerrillero. «Es la historia de cómo vivía una patrulla del COE en la mili», explicó Corada, matizando que el rodaje, en Aguilar de Campoo, fue de lo más realista. «Fueron unos días muy duros, de mucha agua, mucho frío, pero los actores demostraron no estar desentranados en absoluto», dijo. Este corto se estrenará en septiembre en Burgos, probablemente en el acuartelamiento Diego Porcelos, aunque está pendiente de confirmación.

Después, tomaron un pincho en el comedor de la base y a última hora de la mañana se desplazaron al hotel Camino de Santiago para comer y pasar la tarde recordando historias y protagonizando otras para futuros encuentros. «Es la segunda vez que organizamos un encuentro a nivel nacional, pero siempre nos ha gustado juntarnos algunos y salir al monte. Lo que se aprende en el COE no se olvida jamás», concluyó Vielba.

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