Entrevista realizada por LUIS CANDELA.
Diario LA VERDAD - Alicante.
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General - D. Demetrio Muñoz García Jefe del Mando de Operaciones Especiales |
El nuevo jefe del Mando de
Operaciones Especiales (MOE) con base en Rabasa, el general Demetrio Muñoz
García, (Ceuta, 1960) nos recibe asentado ya en el acuartelamiento Alférez
Rojas Navarrete. Desde ahí, el curtido militar debe mandar a una de las unidades
de élite del Ejército de Tierra español. Pese a la responsabilidad del cargo,
Muñoz despliega una sincera sonrisa que tan solo pierde a lo largo de su
primera entrevista tras su vuelta a Alicante para rememorar episodios en
misiones como Mozambique. Desde que ingresara en 1979 en la Academia Militar
han pasado 36 años repletos de destinos como muestra de su dilatada carrera
militar que le ha valido un último ascenso, «este premio».
-Como nuevo jefe del MOE ¿cuáles son sus objetivos?
-Mantener
el nivel, que de por sí es alto. El recorrido es de diez años y estamos en una
etapa de madurez.
-La actuación en Centroáfrica ha resultado exitosa o, al
menos, desde Francia les mandan halagos.
-Los
generales franceses nos han manifestado que han encontrado a gente muy
profesional y tremendamente eficaz, y eso es lo que nosotros queremos:
profesionales serios y eficaces.
-¿Ha resultado un trabajo complicado el que han realizado
allí?
-República
Centroafricana, y África en general, es complicada. El ambiente ya lo hace
complicado. La ausencia de carreteras, el tremendo calor, la época de lluvias o
las medidas sanitarias. Se trata de una zona muy inestable. Se pasa de una
situación de casi normalidad a máxima tensión en minutos, por lo que se
requiere una gran preparación y flexibilidad.
-¿Cómo se afrontan escenarios de tanto riesgo?
-Los Grupos
de Operaciones Especiales brindan mucha versatilidad. Podemos trabajar dentro
del conflicto o en situación de paz con el arma de autodefensa. La preparación,
la capacidad de conexión con las circunstancias hace a la gente tremendamente
útil. Ya lo dijo el general Bacquet: «Os habéis ganado la confianza y el
respeto de la población en áreas donde antes casi nadie había ido, a pesar del
riesgo».
-¿Sus equipos destacan por integrarse con la población?
Somos fuerzas
preparadas para desarrollar muchos cometidos, pero indudablemente en escenarios
de mucha volatilidad donde no interesa aparecer con una gran demostración de
fuerza podemos actuar con un alto grado de supervivencia. Aparecemos con medios
de protección discretos y tendiendo la mano.
-Entonces, ¿qué lugar ocupa el MOE en el Ejército, son la
élite?
-Somos una
unidad única y hace un trabajo diferente, con técnicas y procedimientos
diferentes y otro equipamiento, por lo que es muy difícil comparar. Lo que sí
es verdad es que por cómo se desarrollan las crisis que pasan en el mundo la
convierten en una unidad idónea.
-¿Por qué?
-Porque sin
muchos requerimientos ni grandes medios estas unidades hacen un trabajo como el
desarrollado en Centroáfrica, en Mali o en Irak. Es decir, con un contingente
no excesivamente numeroso se puede realizar un gran trabajo.
-¿En qué nivel se encuentran?
-Esta es una
unidad de élite, como otras muchas del Ejército español, y en cuanto a nivel de
preparación y de ejecución nos situamos en la línea de las Operaciones
Especiales de los países de nuestro entorno, como Italia, Francia o Alemania.
-¿Y a qué retos han de enfrentarse ahora los
'guerrilleros'?
-Los que
vemos cada día en el mundo, como los que se producen en Libia, Irak o cualquier
escenario de África con la extensión del radicalismo y la aparición de grupos
terroristas que actúan sin pautas predeterminadas.
-Esta amenaza terrorista, ¿no se puede igualar a un
ejército?
-No lo son.
Tienen armamento como ejércitos, empiezan a ser muy poderosos por los elevados
medios y personal de los que disponen, pero no lo son y por tanto actúan,
aunque parezca mentira, fuera de las normas. Ese es el gran reto.
-¿Se puede frenar su avance?
-La política
que se está siguiendo se cimienta en cuatro frentes. Por un lado, hay que
combatirles militarmente, sin duda, también hay que cerrar sus vías de
financiación y hay que evitar que sigan creciendo. De ahí el control que se
realiza por ejemplo entre Europa y los países que alimentan estos movimientos.
-¿Dónde se sitúan ustedes?
-Fundamentalmente,
si se decide por el Gobierno, en el pilar número uno. En cualquier caso, le
diría que es importante la labor de despliegue preventivo. Lo que parece lógico
es que hay que reforzar los países en donde esto ocurre.
-¿A qué se refiere?
-El
radicalismo crece en países inestables, no fallidos, pero sí con grandes
carencias. Muchas de ellas son en defensa, seguridad o educación y desarrollo.
Creo que cada día se va a tender más a la colaboración en todos esos aspectos.
-¿Esos países requieren de preparación específica?
-Necesitan
unos sistemas de fuerzas de seguridad lo suficientemente estables y sólidos que
garanticen la estabilidad del país. Ahí es donde podemos intervenir nosotros,
como colaboramos en Irak o Mali, entrenando a sus ejércitos o policía antes de
que llegue la crisis.
-¿Qué otras amenazas preocupan?
-El radicalismo
en todas sus formas. Me refiero a cualquier tipo de situación que genere
inestabilidad. La principal preocupación de Europa en lo que ocurre en Oriente
Medio y África al norte del Sahel. Lo que ocurre en Libia es preocupante, pero
también por las oleadas de personas que lógicamente van buscando un mundo
mejor, sin violencia y donde puedan desarrollar una vida.
-¿La guerra es gran responsable de los flujos migratorios?
-Muchos de
ellos se producen a consecuencia de los conflictos, eso nos afecta. Lo que
necesitamos es aportar estabilidad en los países de origen y regularizar toda
esta situación.
-¿Cuál es la preparación para que un MOE pueda afrontar
situaciones tan diversas?
-Tenemos un
grado de profesionalización muy alto y de especialización. Aquí, cada hombre
tiene una formación militar y después una especialización en cualquier ámbito,
como buceo, montaña, paracaidismo, uso de comunicaciones complejísimas,
armamento, orientación o capacidad de actuar ante una emergencia médica.
-¿Siempre listos ante cualquier imprevisto?
-En un grupo
de 16 hombres encuentra uno de todo para, llegado el momento, resolver desde
una avería de un vehículo, en armamento, evacuación a hospital o cualquier
capacidad. Lo demostramos en Irak, donde somos capaces de impartir instrucción
en multitud de tareas.
-Y del desierto pasan a acompañar la misión científica a la Antártida.
-Cada grupo
de montaña tiene distintas especialidades, pero las unidades están preparadas
para trabajar en condiciones extremas, como a 30 grados bajo cero. Pero
contamos con especialistas también en agua y en todo tipo de escenarios.
-¿Les ha afectado la crisis?
-Afecta a
todos y hemos tenido que hacer un esfuerzo para seguir siendo eficaces. Por ser
una unidad pequeña y no requerir de materiales no necesariamente caros, estamos
muy bien para atender todas las operaciones. Cuando hay que hacer esfuerzos se
nos dota, aunque esperamos que la situación mejore.
-¿Cómo llevan eso de enfrentarse a situaciones en las que
pueden perder la vida?
-Se entrena
la gestión del riesgo. Aquí se realiza un trabajo en condiciones lo más
parecidas a las reales. Hasta el momento, los enfrentamientos se saldan con
éxito, sin bajas propias y hemos usado la fuerza mínima. Si hay que actuar, es
preferible hacer un disparo que vaya a donde debe ir, hacemos operaciones
quirúrgicas.
-¿Lo entienden las familias?
-El que está
metido en esas circunstancias no lo ve todo tan dramático ni con tanta
angustia, pero es que la imaginación es muy poderosa. Por ello somos muy
cuidadosos con la información, ha de ser veraz. Detrás hay familias y amigos.
-¿Qué destacaría de destinos tan cambiantes como Bosnia,
Mozambique o Afganistán?
-De Bosnia,
en el 92, la primera misión desarrollada fuera, destaco la ilusión y el
esfuerzo. Mozambique fue mi primer contacto con África. Muchas veces el
ejército es la única solución para actuar en determinados escenarios, como
montar un hospital, que es lo que fuimos a hacer. En Afganistán fui coronel
jefe de la agrupación, fue el culmen en el apartado profesional.
- ¿Y en lo personal?
-En
Mozambique llegué a cuestionarme dónde está la felicidad. Ver a gente con
tantas carencias y tan feliz hace replantearse si sabemos medir lo que tenemos.
Recuerdo niños siempre sonriendo pese a las circunstancias.
-Se ha podido ver a la unidad en televisión, ¿les ha ido
bien?
-Tiene
aspectos positivos y nos quedamos con ello. Le seré sincero, a mí que se llame
la serie 'Los nuestros' me encanta, porque somos parte de la sociedad. Además,
dedican un recuerdo emocionante a toda la gente que se nos ha quedado en el
camino.