Skyle cuenta en su libro cómo abatió a sus 160 enemigos durante sus 10 años en Irak.
03 de enero de 2012 Foto: Facebook / Chris Kyle
A los ocho años, la carabina que le regaló su padre le cambió la vida. Chris Kyle aprendió a usarla y entrenaba con pájaros y pequeños roedores hasta que se alistó en el Ejército. Hoy, es conocido como “La Leyenda” por sus compañeros y superiores, o como “El Diablo” por sus enemigos.
Según el portal “lainformacion.com”, nunca antes un francotirador había abatido a una distancia de más de 1,5 kilómetros. Con esta acción, Kyle salvó la vida de una decena de soldados. “Dios guió esa bala para que alcance al objetivo”, reconoce el tirador de élite SEAL- el mismo grupo que abatió a Osama Bin Laden- en su libro autobiográfico ‘American Sniper’, que sale hoy a la venta.
En el libro de 400 páginas, Kyle cuenta cómo abatió a 160 enemigos en sus 10 años de servicio en las ciudades de Bagdad, Fallujah y Ramadi, acciones que le valieron diversas condecoraciones como dos estrellas de plata, cinco de bronce y numerosas condecoraciones al valor. Por el lado iraquí, el precio de la cabeza de “El Diablo” era de 80 000 dólares.
“Me gustaba pensar que mi trabajo era mucho más parecido al de un agente secreto. Llegábamos al campo de batalla antes que nadie y ofrecíamos información en tiempo real ya que servía para salvar las vidas de nuestros soldados”, explica Kyle en su libro.
Sin embargo, no siempre Kyle tenía la adrenalina por su trabajo. Al inicio se debatía en las consecuencias morales de acabar con la vida de un ser humano, pero cuando pisó terreno enemigo, “todo cambió.”
Según el portal “lainformacion.com”, nunca antes un francotirador había abatido a una distancia de más de 1,5 kilómetros. Con esta acción, Kyle salvó la vida de una decena de soldados. “Dios guió esa bala para que alcance al objetivo”, reconoce el tirador de élite SEAL- el mismo grupo que abatió a Osama Bin Laden- en su libro autobiográfico ‘American Sniper’, que sale hoy a la venta.
En el libro de 400 páginas, Kyle cuenta cómo abatió a 160 enemigos en sus 10 años de servicio en las ciudades de Bagdad, Fallujah y Ramadi, acciones que le valieron diversas condecoraciones como dos estrellas de plata, cinco de bronce y numerosas condecoraciones al valor. Por el lado iraquí, el precio de la cabeza de “El Diablo” era de 80 000 dólares.
“Me gustaba pensar que mi trabajo era mucho más parecido al de un agente secreto. Llegábamos al campo de batalla antes que nadie y ofrecíamos información en tiempo real ya que servía para salvar las vidas de nuestros soldados”, explica Kyle en su libro.
Sin embargo, no siempre Kyle tenía la adrenalina por su trabajo. Al inicio se debatía en las consecuencias morales de acabar con la vida de un ser humano, pero cuando pisó terreno enemigo, “todo cambió.”
“Después del primer muerto todo es más sencillo. Sólo tengo que mirar a través de la mirilla, fijar el objetivo y acabar con él antes de que mate a alguno de los míos. Ese era mi trabajo y no me arrepiento. Sólo me lamento por todos los amigos a los que no he podido salvar. No soy de los que idealiza la guerra, no soy tan ingenuo. Allí he pasado los peores momentos de mi vida”, comenta.
Actualmente, Kyle tiene 37 años, es consultor militar en su empresa Craft International y se dedica a transmitir las técnicas y acciones - que aprendió en sus diez años en Irak - a los militares y trabajadores de empresas de seguridad privada.
Actualmente, Kyle tiene 37 años, es consultor militar en su empresa Craft International y se dedica a transmitir las técnicas y acciones - que aprendió en sus diez años en Irak - a los militares y trabajadores de empresas de seguridad privada.
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